Para disfrutar de unas vacaciones de Semana Santa diferentes, te sugerimos que te hagas con un ejemplar de Penurias Exquisitas y lo tengas a mano en cualquier lugar en el que estés pasando estos días. Las ventajas que te aportará la lectura de la novela son muchas.
Para empezar, no te verás tentado de blasfemar en estas fechas de tanta religiosidad y evitarás condenarte al fuego eterno cuando te encuentres atrapado en un atasco de tráfico en la carretera. En vez cabrearte y jurar en arameo, te lees unos capítulos de Penurias Exquisitas, le pegas unos mordisquitos a la mona de pascua de tus hijos y sobrellevarás el vía crucis automovilístico con una sonrisa beatífica.
Lo mismo ocurrirá si, una vez que te encuentres en tu destino, ya sea en la playa o en el campo, no deja de llover, después de haberte gastado una pasta en el alquiler del apartamento o la casa rural. Te abres una cervecita y pones una música ralajante, te acomodas en un sillón situado en un rincón tranquilo de la casa y a leer tranquilamente. No ligarás bronce, pero tampoco te quemarás con los niñatos que te llenan de arena cuando juegan con las palas y la pelotita, los melómanos que ponen el regatón a toda pastilla o el pesado de tu marido empeñado en que le pongas crema solar cada cinco minutos.
Podrás montarte una representación de La Pasión en tu propio dormitorio, como hace Mariano, el protagonista de la novela, cuando contrata los servicios de una prostituta de lujo. Reservarte el papel de protagonista (Jesús) y para tu novia el de María Magdalena. Modifica la trama de la obra a tu gusto y no cedas a las presiones de tu chica, que te exijirá que intervengan otros personajes como Joao, su monitor brasileño de Pilates (en el papel de Barrabás) y Abdul, el senegalés de la frutería de la esquina (como el buen ladrón). Te recomendamos también que cambies el desenlace y le pongas un final feliz a la representación.