PRESENTACIÓN

LAS PENAS CON HUMOR SON MENOS PENAS

Este es el blog suboficial de PENURIAS EXQUISITAS, mi primera novela. Pero, sobre todo, es un espacio dedicado a la literatura de humor en el sentido más amplio de la expresión. Si un relato entretiene a quien lo lee y le ayuda a olvidarse de sus problemas por unos instantes, bienvenido sea. Aunque en el texto no se realice un alarde estilístico o se haga una brillante reflexión filosófica o futbolística. Como diría un albañil: cuanto más divertida sea una obra, mejor. En palabras de Mariano, el protagonista de esta novela, "Si, además de entretener al sujeto lector, se provoca su hilaridad, se cobran dos volátiles de una detonación."


domingo, 27 de mayo de 2012

ECONOMÍA EXQUISITA

     En estas fechas en las que todo el mundo habla de economía, me gustaría hacer algunas consideraciones para que el ciudadano de a pie alcance a comprender los parámetros, paradójicos y paranoicos, de la coyuntura por la que estamos atravesando.
     Los políticos se creen que somos tontos cuando nos dicen que nuestro sistema financiero hace aguas por  falta de liquidez. Yo creo que se viene abajo por falta de solidez. En todo caso, está claro que de lo único que van sobradas las entidades bancarias españolas es de gasidez debido a los efluvios que han inhalado al estallar la burbuja inmobiliaria.
     También piensan que nos hemos caído de Guindos al descubrir que hay dinero para Rato, pero no hay dinero para mucho tiempo más porque estamos al borde de la Bankiarrota.
     Está claro que los tiempos cambian. Tradicionalmente, los activos tóxicos de la banca española eran el humo apestoso de los puros que siempre están fumando los banqueros y las ventosidades que se tiraban sus empleados en la oficina, pero ahora están integrados por inmuebles sobrevalorados y créditos hipotecarios de dudoso cobro.
     Nos dicen que el precio de la deuda soberana se ha disparado y todos pensamos que el rey se ha pegado otro tiro en el pie para cobrar el seguro y poder pagar así el dinero que debe de sus safaris africanos. Pero no, lo que ocurre es que la pasta que pide prestada el Estado en los mercados financieros nos sale por un ojo de la cara por lo cara.
     La prima de Riesgo tiende a subir cada día, y la hermana de Pedro sube a tender al terrado cada colada. Y, mientras la bolsa tiende a bajar muchos enteros, muchos no se enteran y se dejan la bolsa cuando bajan  a la tienda.
     Por otro lado, el gobierno ha decretado la Amnistía Fiscal y no castigará a los defraudadores que regularicen su capital. Todos los demócratas debemos felicitarnos por esta medida porque, tal como dijo el ministro de Hacienda e Igualdad: “Se trata de una medida de discriminación positiva. España no puede consentir que el dinero negro sea maltratado sólo por razón de raza”. Pero yo creo que el gobierno debería haberse planteado otras cuestiones importantes antes de aprobar esta amnistía: ¿Si cualquiera puede hacer una colada de dinero negro y colarlo sin más en el sistema, es nuestro sistema un coladero? ¿Si se trata de hacer emerger la economía sumergida, por qué no le ponen unos flotadores? ¿Destiñe el dinero negro? ¿Si la lavadora centrifuga cuando se lava el dinero negro, se producen fugas de capital? ¿Cuándo hay falta de liquidez, el dinero negro se lava en seco? ¿Por qué el dinero de los pecadores va a los paraísos fiscales?
    La solución a todos estos problemas parece complicada. Unos políticos apuestan por el método Keynesiano (del inglés key, llave, y castellano ano) que, como su propio nombre indica, consiste en  coger la llave y abrir la cerradura del culo, que retiene el tesoro púbico, para que fluya el dinero a raudales y salpique de actividad a toda la economía circundante. Otros gobernantes se decantan por el sistema Merkeliano (del alemán Merkel, retorcer, y el castellano ano) que, como ya habrán adivinado nuestros lectores, consiste en retorcer las tripas del ciudadano hasta lograr que sus intestinos queden obturados, de manera que no se gasta el tesoro púbico depositado en el conducto anal y se va acumulando hasta que el individuo revienta. En cualquier caso, está claro que la solución pasa por el ano del ciudadano.
     Pese a lo delicado de la tesitura, hay que ser optimistas: la situación puede empeorar mucho más. No obstante, estoy convencido de que saldremos de esta. Eso sí, con el rabo entre las piernas para que no nos lo recorten. Siempre podremos emigrar a Islandia, donde los bancos son de bacalao y la ciudadanía ha calao a los políticos y los ha sentado en el banquillo.
     Además, ¿qué importa que no tengamos Eurobonos si tenemos Eurocopa? Lo primero es lo primero.
CÉSAR BLASCO