PRESENTACIÓN

LAS PENAS CON HUMOR SON MENOS PENAS

Este es el blog suboficial de PENURIAS EXQUISITAS, mi primera novela. Pero, sobre todo, es un espacio dedicado a la literatura de humor en el sentido más amplio de la expresión. Si un relato entretiene a quien lo lee y le ayuda a olvidarse de sus problemas por unos instantes, bienvenido sea. Aunque en el texto no se realice un alarde estilístico o se haga una brillante reflexión filosófica o futbolística. Como diría un albañil: cuanto más divertida sea una obra, mejor. En palabras de Mariano, el protagonista de esta novela, "Si, además de entretener al sujeto lector, se provoca su hilaridad, se cobran dos volátiles de una detonación."


miércoles, 20 de noviembre de 2013

GRACIAS POR LA CORNAMENTA, PARIENTA.


     Mi vida estaba estancada. Pese a haber terminado la carrera de informática, seguía currando de administrativo en la misma oficina del supermercado al que entré a trabajar cuando aún estaba estudiando. Era un empleo sin futuro en el que no me realizaba, pero me agotaba sólo de pensar en el esfuerzo que me supondría ponerme a buscar otro mejor. Algo parecido ocurría con mi matrimonio, al que llegué después de casarme con una cajera del mismo supermercado que fue la primera novia que tuve en mi vida. La pasión se había consumido hacía mucho tiempo y ya no recordaba la última vez que habíamos hecho el amor. De manera que dedicaba el tiempo libre que me dejaba el trabajo y las tareas del hogar, que debía realizar para no enzarzarme en extenuantes discusiones con mi mujer, a jugar con la videoconsola en el sofá del salón, lo que me permitían llevar una excitante vida virtual sin quemar ni una caloría ni sufrir estrés psíquico. Hasta que un día otoñal mi mujer se plantó ante mí y me dijo: “Fernando, te dejo. Me he liado con Manolo y me voy a vivir con él”. Manolo, el señor Manuel para mí, era el dueño del supermercado en el que trabajábamos. 
     Mi primera reacción fue de rabia por la traición y odio hacia los adúlteros. Pero estos sentimientos tan negativos cansan mucho, así que al cabo de un par de horitas se me pasó el enfado y me puse a jugar a Call of Duty. Ya me había recuperado de la cornamenta cuando, apenas unas semana más tarde, el señor Manuel me despidió. “Lo hago por ti. Para evitarte el sufrimiento de vernos juntos todos los días”, me dijo con carita de pena. Tras una agotadora hora de mala hostia, estaba al borde de la extenuación así que me olvidé del asunto y me puse a jugar a Tomb Raider.
     A pesar de que Dios me había bendecido con la infertilidad y no teníamos hijos, mi ex se quedó con nuestro piso. Y, como el subsidio del paro no me daba para un alquiler, tuve que irme a vivir con mis padres. Fue genial. Entonces me di cuenta de la suerte que había tenido. Fue como volver a ser adolescente. Ropa limpia, guisos caseros, palabras cariñosas… de todo se encargaban ellos. Nada que ver con el matrimonio. Como encontrar trabajo estaba tan mal, no tenía que hacer nada en todo el día y pasaba largas sesiones en el sofá jugando son mi PlayStation. Fue entonces cuando me enganche al Splinter Cell , el mejor videojuego de espías del mercado, y me metí en la piel de Sam Fisher, el agente encargado de detener a los terroristas del juego. Así pasé un par de meses. En el centro del  sofá quedó marcada la forma de mi abundante anatomía. Era un molde que actuaba como un agujero negro y engullía cualquier persona que tuviese la osadía de sentarse a ambos lados del sofá (mis padres). 
     Un día mis progenitores, hartos de ser abducidos por el sofá, decidieron estimular mi espíritu emprendedor (me amenazaron con que si no levantaba mi gordo culo del sofá y me realizaba trabajando antes de un mes, dejaría de alojarme bajo su techo). Estábamos cenando y en la tele daban las noticias. El ultimátum me dolió mucho. Encima que les hacía compañía y cuidaba de ellos… La rabia me duró todo el tiempo que Matías Prats empleó en presentar el asunto del espionaje masivo de los servicios secretos americanos a ciudadanos de nuestro país.
     Aquella misma noche, nació mi empresa: la CNI (Compañía de Nuevas Identidades). Durante los días siguientes dediqué todo mi tiempo y mi esfuerzo a poner en marcha el negocio. Conté para ello con la inestimable colaboración de mi ex mujer y el señor Manuel, que fueron piezas clave para probar la eficacia y eficiencia de los productos desarrollado por CNI.     
     Conectándome a Internet en locutorios de paquistaníes repartidos por toda la ciudad, elaboré dos perfiles completos para utilizarlos en Facebook, Twiter, Myspace y Tuenti con los nombres de SALIB AL JALAR y FATIMA EL CHICHI y les coloqué una foto retocada con photoshop de mi ex jefe, en la que aparecía con barba larga y chilaba, y otra de mi ex mujer con velo islámico. Les puse la dirección de la casa en la que residían los dos, que eran aficionados a la lectura del corán, que habían visitado Pakistán, Afganistán, Arabia Saudita , Irak, Siria y Líbano, que no les gustaba la televisión, la música ni el cine occidentales, y que les interesaba la oración del amanecer.
     También abrí varias cuentas de correo electrónico en distintos servidores a nombre de estas nuevas identidades a las que después enviaba mensajes desde otras cuentas inventadas. Después establecí un intercambio de mensajes en las redes sociales y una correspondencia ficticia por email en la que procuraba que apareciesen las palabras clave: bomba, Hamas, ataque, suicida, paraíso, infieles, Al Qaeda, explosión, mártires, radiación, gas venenoso, ántrax, policía, milicia, resistencia, Chechenia, Afganistán, demonio, nuclear, secuestro, rehenes, inmolarse mola…
     Pasadas unas semanas, en las que realicé un seguimiento minucioso de los movimientos de la pareja de adúlteros, hice que los mensajes que se intercambiaban AL JAR y EL CHICHI con sus ficticios compinches mencionara la realización de una acción inminente de castigo al infiel americano atacando uno de sus iconos: un restaurante de McDonals. Concreté el lugar: el atentado sería contra el McAuto de mi ciudad, al que acudían el señor Manuel y mi ex todos los viernes después de cerrar el supermercado para recoger su cena, y la fecha: el último viernes de noviembre. Y esperé.
     Ya ha pasado una semana de la fecha señalada y la parejita ha desaparecido sin dejar rastro. Nadie sabe dónde se encuentran, pero yo creo que están disfrutando de unas merecidas vacaciones con todos los gastos pagados en hotelito romántico de Alcalá-Meco, El Puerto de Santamaría o Navalcarnero. En el mejor de los casos, puede que estén gozando del magnífico clima del Caribe, concretamente en Guantánamo. Ellos se lo merecen, nunca nadie hizo tanto por mí.
     Gracias a una agresiva campaña de marketing Internet, creé unas mil identidades falsas que recomiendan nuestros servicios a todos sus amigos en la red, la CNI comienza a recibir encargos, sobre todo de políticos. Me paso el día trabajando de locutorio en locutorio, he bajado de los cien kilos, el sofá ha recuperado su forma original y mis padres han dejado de acosarme.
     Así que ya saben, amigos cornudos y cornudas, sin apenas esfuerzo y por muy poco dinero podrán recompensar adecuadamente a sus infieles parejas. Sólo tienen que enviarnos un email a:  astadosagradecidos@gmail.com

1 comentario:

  1. Uno de los mejores escritores cómicos que he conocido, astuto, audaz y cínico en proporciones iguales.

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